Santo Domingo
La Sede de la Fundación Villa de Pedraza
Pedraza se organizó, dentro de su cerro fortificado, en cuatro colaciones en torno a templos parroquiales: en 1247 aparece documentada la iglesia de Santo Domingo, junto a las de San Juan, San Miguel y Santa María.
Como “heredad” se la cita en relación con las conquistas del Conde Fernán González, mediado el siglo X y mucho antes de que, en 1379, Enrique II de Castilla, primer Rey Trastámara hiciera Señor de Pedraza a Ferrán Gómez de Albornoz, abriendo la historia documentada de la Villa.
La iglesia románica
La primera Iglesia de Santo Domingo fue de una nave de escueta traza y modesta construcción de mampostería, que pudo tener cabecera semicircular y cuyo origen cabe aproximar más al tiempo del Conde Castellano que al de Alfonso VI y su repoblación que dejó en la comarca de Sepúlveda significativas Iglesias de mucho más elaborado estilo. Una modesta portada labrada, reutilizada, una pequeña ventana sobre el hastial y restos aislados, sitúan en el ámbito del estilo románico, a sus niveles expresivos más elementales.
La cubierta sería de madera y el ábside semicircular. Quedan en pie el muro meridional y el hastial occidental. También, la base de la torre.
La reforma del siglo XVI
En el siglo XVI, coincidiendo con el esplendor de la Villa, se reformó la Iglesia en profundidad y siguiendo el estilo renacentista. A ambos lados de la iglesia primitiva se adosaron naves laterales: el muro meridional fue perforado por dos grandes arcos. El muro septentrional desapareció, probablemente en la infrautilización como corral en el siglo XX. Si la portada era la que, trasladada en parte de sus elementos, se situó en el nuevo muro meridional, es evidente la modestia decorativa del templo y su carácter primitivo. En todo caso, es razonable que, si hubiera existido una portada más significativa, no habría sido eliminada en la reforma del siglo XVI. Se policromaron los muros y sus arcos con pinturas de marcado renacentismo.
La torre románica, situada junto al lado de la Epístola de la cabecera, de base cuadrada, fue desmochada o permaneció inacabada. En la base se abrió un túnel abovedado que conectaba la nueva nave con un cuerpo desaparecido, sobre la calle de la Judería. La cabecera que pudo existir fue arrasada y sustituida. Cabe suponer que se conservó la armadura de madera que cubriría la nave: no hay huellas de bóvedas tabicadas renacentistas.
La nueva cabecera es una pieza arquitectónica singular, de planta cuadrada, abriendo en arco triunfal a la antigua nave y cubierta por una cúpula esférica coronada por linterna característica. En el nuevo muro septentrional se abrió una portada a la Calle Matadero, de traza clásica que, en 1873, desamortizada y arruinada la Iglesia, se trasladó a la fachada a la Plaza de la Iglesia de San Juan. En el lado del Evangelio, se levantó el baptisterio, pequeña capilla abovedada, de planta cuadrada y significativamente decorada. La parte que se ha perdido no impide apreciar su valor.
Adosada a la cabecera, una amplia sacristía destacaba la importancia del conjunto.
El incendio de 1763
Un incendio destruyó la bóveda del presbiterio y las gradas del altar mayor. Probablemente, también, la torre. En la reparación de los destrozos producidos se incluyó la construcción de una torre nueva, adosada al ángulo occidental del hastial, para «colocar las campanas» que la antigua torre no podía ya soportar.
Desamortización
Como consecuencia de la decadencia general y desamortización, en 1853, desapareció la Parroquia, incorporada a la de San Juan. Se abandonó la Iglesia y su ruina fue progresiva. El cuerpo de campanas se hundió en 1859. Con el tiempo perdió la cubierta y acabó siendo corralón, con el paulatino deterioro de fábricas y decoraciones.
Las Casas
La Iglesia estaba aislada entre calles, dentro de la judería. La Calle meridional, que abría a la de Procuradores, fue cerrada por una ampliación de la Sacristía e incorporada como patio compartido con las dos Casas que, con fachada a la Calle Real, albergaban los servicios de la Parroquia. A estas casas se unió, en época indeterminada, parte de la planta baja de la colindante. Los dinteles de las portadas contienen datos y símbolos. Son casas de doble crujía y dos alturas, con amplio desván que, según la tipología de la Villa, servía tanto al cuidado de animales como a la cocina y su horno. Su imagen, con sus grandes aleros, volados sobre canecillos, jambeados labrados y sencillos paramentos esgrafiados, contribuye al aspecto general de la Calle más significativa de la Villa.
Transformación del siglo XX y XXI
Merced a los resultados de los Conciertos de las Velas, la Fundación Villa de Pedraza adquirió en 1998 el citado inmueble situado en la antigua judería de la población.
La Fundación Villa de Pedraza acometió después del desescombro, con seguimiento arqueológico, llevado a cabo en 2006, importantes obras de consolidación, restauración y rehabilitación del inmueble.
Actualmente la Fundación dispone de un lugar de divulgación cultural y de actividad económica, constituyendo un espacio polivalente abierto a todos los pedrazanos y visitantes. Adaptable a las necesidades donde priorizar sus acciones a favor de la diversidad. Dispone de varias salas y espacios además del destinado para la sede de la Fundación.
Desde el año 2012 el Centro ha venido acogiendo celebraciones privadas e institucionales, exposiciones, ferias, conferencias, presentaciones y reuniones de diverso tipo, que se han acentuado al culminar en 2014 las obras de la planta baja de las casas adyacentes (Sala de Fundadores), y se prevé que en 2017 se potencie al concluir recientemente la rehabilitación y acondicionamiento de la sala de la primera planta.
El Centro de Santo Domingo es un lugar donde tiene cabida, los actos culturales, la innovación y la creatividad, fomentando nuestras esencias y tradiciones. Un lugar único, especial y diferente en un entorno atractivo e inolvidable.
La Fundación Villa de Pedraza es hoy en día un lugar de encuentro, y un potente foco de actividades sociales y culturales.
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