La tarde del pasado sábado vivimos en el Centro Cultural Santo Domingo momentos muy especiales. Rocío Lara presentó «Sin tele y sin cuento», el niño protagonista del libro seguro que se sintió feliz compartiendo sala con un gran artista: Óscar Misco.
Ciencias y letras, arte en forma de palabras, de música o de dibujos con los Alpino que «Lucio» nos regala en cada presentación.
Abrió el acto José Antonio Herce, presidente de la Fundación Villa de Pedraza, recordándonos las fuertes raíces pedrazanas de la autora, y la inquietud y creatividad del protagonista del libro, Lucio, un niño que plasma sus vivencias en dibujos.
Rocío Lara agradeció a la Fundación Villa de Pedraza, la cesión del espacio, y recordó los inicios cuando esa sala eran paredes en ruinas, y el trabajo y la dedicación de muchas personas, que de forma desinteresada han colaborado durante 29 años en beneficio de Pedraza y de La Fundación. Manifestó su reconocimiento y gratitud a personas como su padre, presente en el acto, que un día soñaron con este proyecto.
Nos recordó cómo de escribir un diario, pasó a un blog «diariosydiarios», y del modo en que los dibujos de su hija Nadia que ilustran el libro, fueron el empujón para lanzarse en la aventura de la «autoedición».
Un «librito», como ella dice, que ha ido creciendo, y que incluso tiene una bella banda sonora creada por Chema Lara.
Antonio Gracia, apeló a la ciencia como base científica para explicar los vínculos materno filiales, diseccionó el libro y lo observó con microscopio, como hace con sus amigas las plantas, escudriñó continente y contenido, analizó palabras y frases, tamaño del libro, calidad del papel, valorando en especial el formato y el color de la letra «negra sobre fondo blanco», que hace fácil la lectura a los que llevamos prótesis».
Recalcó la perfecta simbiosis entre los dibujos de Nadia Sierra y el texto. Nos recomendó leer el libro «episodio a episodio» o de forma aleatoria. Y todo, no podía ser de otro modo, nos lo trasmitió de forma magistral.
Susana Gamboa definió el libro como «brutal» y «magnífico», mencionó la utilidad en sus clases de «Musicoterapia», ya que refleja estados por los que la mayoría de los niños pasan, la tristeza de la cueva, la explosión del volcán, la fuerza del dragón, y la maravillosa «montaña rusa» (esa que nos acompaña toda la vida, su capítulo preferido, y uno de los míos).
Habló de sentimientos y emociones, de validar, validar y validar lo que pensamos, lo que sentimos, lo que vivimos, dar la importancia justa a lo que los niños sienten. Nos invitó a cerrar los ojos o a plasmar en palabras, garabatos o imágenes las sensaciones experimentadas, mientras escuchábamos la fantástica banda sonora de «Sin tele y sin cuento», de Chema Lara.
Adri, nos leyó el capítulo (o episodio como decía Antonio) del Ciclón. Si para un adulto impone enfrentarse al público y a un espacio tan bello e impresionante como la antigua iglesia de Santo Domingo, para un niño de siete años y sin ayuda de megafonía, el reto fue muy importante, tal vez Lucio le ayudó un poco canalizando la fuerza de sus fases de ciclón, dragón, volcán… ¡Bravo Adri!
Alexia, Nadia y Chema nos permitieron, con guitarra, ukelele y voz, disfrutar del «Mago de Oz».
Para terminar Rocío nos invitó a «un vino español», y pudimos seguir compartiendo emociones.
Una velada para recordar, gracias Rocío.